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Clara Sánchez
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Clara Sánchez en los medios
Entrevista El Mundo

Después de tantas y acertadas novelas –entre ellas, ‘Últimas noticias del paraíso’, Premio Alfaguara de Novela 2000–, ¿tocaba ya un premio importante?

R: La verdad es que nunca he escrito pensando premios. Pero están ahí, y en cuanto entras en el remolino literario a veces se da la circunstancia de que un libro y un premio encajan. Ahora han encajado: el Nadal y Lo que esconde tu nombre tienen a los lectores de su parte. Es emocionante la acogida que le están dando a mi novela. Sin los lectores los libros se quedan huérfanos.

¿Los galardones suponen una notoriedad efímera o pueden cambiarlo todo en la trayectoria de un escritor?

R: siempre se dice que un premio sirve para abrirte a un número de lectores más amplio. Con Lo que esconde tu nombre puedo decir que es verdad. Ha justo un mes que salió a la calle y vamos por la cuarta edición. Lo verdaderamente auténtico que existe en literatura es la relación entre un libro y el lector.

‘Lo que esconde tu nombre’ trata de la aberración del nazismo y del daño que hizo a sus víctimas. ¿Cómo se fraguó en tu cabeza la idea de escribir una novela que hablara de este tema?

R: He de decir que no es una novela sobre nazis. Es una novela donde hay nazis, pero no nazis tópicos con uniforme y botas hasta la rodilla. Estos tienen muchas arrugas y van en pantalón corto y disfrutan de nuestro clima mediterráneo mientras el tiempo pasa sin que nadie ajuste cuentas con ellos. Y creo que la primera vez que me crucé con un nazi de estos por las calles de un pueblo levantino ya tenía el veneno dentro, y cuando bastantes años después vi en un periódico la foto de un matrimonio nazi que vivía en la Costa del Sol la novela se puso en marcha.

Julián representa a una de esas víctimas del nazismo, obsesionado por vengarse de quienes fueron sus agresores. Ahora bien, Sandra, la compañera de aventuras con la que unirá sus fuerzas, ¿qué simboliza?

R: es el presente en el que está ocurriendo todo. Pero Sandra es la única que no soporta el peso del pasado. Es una corriente de aire fresco entre tantos malos recuerdos. Lo que no sabe es que ella también tiene un pasado que no ha vivido directamente, pero que le afecta. Y ese pasado le saltará a la cara en la forma de dos bondadosos ancianos, que no son lo que aparentan ser.

Todos los personajes de ‘Lo que esconde tu nombre’ (Julián, Sandra y la apareja de ancianos nazis) son la cara y la cruz de una misma moneda, en su doble rol de perseguidores y perseguidos. ¿Qué reflexión se deduce de esta dualidad?

R: en esta novela se le da una segunda oportunidad a la víctima para que pueda ser verdugo, o por lo menos para que no se sienta impotente una vez más. Creo que esta oportunidad nos la da la vida a todos, lo que pasa es que muchas veces el miedo puede más.

Entre la intriga, el suspende y hasta el miedo, ¿cómo definirías esta novela de acción tan peculiar?

R: de intriga psicológica. Esta intriga descansa en Sandra desde el momento en que empieza a tener dudas sobre la verdadera personalidad de Karin y Fred (ella no sabe quiénes son en realidad). Las dudas la conducen a las sospechas, y las sospechas al miedo, y el miedo a tener que tomar decisiones. También es una novela de acción en que todo el mundo no tiene más remedio que ponerse en movimiento para descubrir, para huir y para perseguir.

Y, ahora, en relación a tu casa:

¿Qué requisitos fundamentales tiene que reunir tu casa?

R: Mucha luz, que no esté abarrotada de muebles, ligereza, alegría, que el exterior pueda entrar de alguna manera. Lo ideal es tener árboles enfrente. Yo tengo la suerte de ver la arboleda del Parque del Oeste y eso me llena de vida.

¿Cómo concibes tu hogar?

R: muy vivido, muy usado por mi familia y por mí. Es para nosotros. No está pensado para recibir visitas, ni siquiera para tener invitados. No hay un lugar reservado para “recibir”. Pero la gente que entra suele encontrarse cómoda. Nuestro uso diario es el que lo ha hecho como es, yo lo siento alegre, me gusta. Un lugar donde se puede tocar todo, se puede cambiar, donde si se rompe algo no nos echamos las manos a la cabeza.

¿Qué tipo de decoración te gusta y de qué objetos necesitas estar rodeada?

Has escogido un rincón para fotografiarte. ¿Por qué ese rincón? ¿Qué acostumbras a hacer en él?

R: aquí está concentrada la mayoría de los libros, los de más uso. Cuando llego aquí me olvido de que en esta casa también hay una cocina, un salón, dormitorios, me aíslo, y mucho más si me hundo en un sillón que hemos ido arrastrando de casa en casa. En este sillón se me han ocurrido algunas cosas.

Has elegido tres objetos. ¿Qué historia tiene cada uno de ellos?

R: El pequeño marciano es un regalo de mi hija. Me encanta la ciencia-ficción y un día, cuando era niña, me vino con este marcianito, que debió de comprar en el quiosco para mí. Lo tengo siempre al lado del ordenador.

La bola de cristal también la tengo cerca y de vez en cuando paso la mano por ella. La vi un día en un escaparate y parecía que me decía: ¡cómprame! Me relaja contemplar el mundo que tiene dentro. Y el ángel de la guarda es de madera y procede de Venezuela. Lo hicieron los artesanos Francisca e Hilario. Es un recuerdo. Me gusta mucho. Si tengo un ángel de la guarda, seguro que es éste.

Muchas gracias, Clara. Ha sido un placer entrevistarte. Espero que, en otra ocasión, podamos conocernos en persona. ¡Suerte con todos tus proyectos!

Un fuerte abrazo,

Diana Arrastia